La triste fama | Televisión

No se puede conocer a quienes nunca han estado apegados a tratar, pero sobre todo creamos expertos y exégetas de vidas que jamás nuestro cruzado. Quise ver Saben acuarela (el película biográfica del humorista Eugenio) para comprobar que era cierto que este señor vestido de negro tenía que regresar antes de mover un músculo. La película no me ayuda en nada, el cuestionario no me ayuda Cuéntame. Solo me quedo con un Verdaguer inmenso, con Cristina Hoyos y con el momento de Chicho Ibáñez Serrador. Aunque la secuencia de Eugenio/Verdaguer en el coche bien merece un Goya (o 12), no me doy cuenta de que Eugenio es el humorista. Sin embargo, el documental de Òscar Moreno, Xavier Baig y Jordi Rovira es otra cosa. Hijos, hijastro, exessposa (el segundo, no el tercero) y los adjuntos dibujan líneas claras de la figura de Eugenio, y también explican el motivo de su prematuro fallecimiento.

Con muchos menos medios y sin ascenso persiguió (en línea), en 2020, el documental Carroll, un mago conflictivo, dirigida por Carlos Devanti. Eugenio y Carrol mantienen algunos paralelismos interesantes y, aunque la relevancia y fama del cómico implicado han sido muy superiores, en ambas historias (o, mejor dicho, en ambos documentales) los protagonistas parecen precipitarse hacia un final triste, prematuro y un tanto patético. En ambos casos nuestros amigos describieron la periferia de aquellas cosas tristes que satisfacían su voz, su genio y su visión. Ambos parecen tener sus pesos atrapados en la misma escasez. Y en ambos documentos aparecen personas que los han tomado y aprendido, a partir de las miradas de Gerard Jofra (hijo de Eugenio, autor de dos libros —que decían— germen de la película Saben acuarela) y Ramón Mayrata (amigo personal y estudioso de la obra de Carrol, autor del texto en el que se basa su documento).

Debido a sus diferencias, el viaje que ambos vivieron (al mismo tiempo) pasó por las dramáticas etapas de la fama televisiva. Cuando la fama televisiva hizo que la gente te admirara y respetara. Cuando aparecen en la televisión personas que se destruyen para hacer algo muy bueno, cantan, bailan, hacen trucos de magia o cuentan personas. Me pregunto si un alma sensata es capaz de alcanzar la fama. Si existe la posibilidad de tener una fama inmediata, buscada, y no acabar huyendo de esa fiesta de palmeros y trapisondistas esa es la popularidad.

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